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La lectio divina, una práctica para los laicos

La lectio divina tal como la conocemos con su estructura de cuatro pasos, surge en el contexto monacal, los monjes que se regían por una vida de trabajo y oración, profundizaron en la lectura orante de la Palabra como una prolongación de la Palabra que es acogida en la liturgia eucarística junto con los salmos y textos bíblicos del oficio divino. El punto culmen de la lectio divina es la contemplación, característico de la espiritualidad monástica.

Los cuatro pasos de la lectio divina son la lectio (lectura), la meditatio (meditación) , la oratio (oración) y la contemplatio (contemplación), esta estructura es propuesta por el monje Guido, el cartujo (s.XII),  como una escalera de cuatro peldaños que nos lleva desde la lectura y comprensión del texto bíblico, el primer peldaño a la contemplación de Dios a partir del texto, el cuarto peldaño. La lectio, por tanto, no solo es la lectura, sino la comprensión e interpretación del texto en un sentido literal, lo que el autor quiso comunicar a sus destinatarios. La meditatio es la actualización del texto bíblico traído a mi realidad, tanto personal como comunitaria, la oratio es la oración que brota del corazón a partir de la meditación y la contemplatio es poder ver a Dios a partir del texto bíblico, que ha sido, leído, meditado y orado, pero también es contemplar el mundo desde la perspectiva de Dios a partir del texto bíblico, lo que lleva a poder transformar el mundo como compromiso que surge de la Lectio divina.

En el documento de Aparecida (2007) se invita a los laicos a practicar la lectio divina, como método de oración y lugar de encuentro con Jesucristo (cf n°249). Hubo varias propuestas para adaptar la lectio divina a la espiritualidad laical, algunos proponían agregar un quinto paso, el actio o el compromiso suscitado a partir del texto o algunos sustituían la contemplatio por el actio, sugiriendo que el compromiso de transformar el mundo a través de acciones concretas es más propio que la espiritualidad laical que la espiritualidad contemplativa del monje. Sin embargo, no debemos olvidar que no puede haber un compromiso en la lectio divina sino ha habido un encuentro-contemplación con Jesucristo, Palabra encarnada.

Luis Breña es redactor de la lectio divina para la revista Liturgia Diaria y tutor docente del Centro Bíblico San Pablo de Perú

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Verbum Español
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3 comentarios
  • Muchas gracias Luis por este artículo. Cada vez es más necesario este acercamiento a las escrituras y sobre todo cuando estás en un entorno como Verbum/Logos que facilmente puedes sentirte impulsado a solo llenar tu tiempo devocional con notas al pie de página.

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