• Buscar
  • ¿Perdió la contraseña?

La Transfiguración: Ayer y hoy

¡Hoy la Iglesia entera conmemora la Transfiguración del Señor! Este sorprendente evento, el cual se describe los evangelios sinópticos con distintos grados de detalle (Mt 17, 1–8; Mc 9, 2–8, Lc 9, 28–36) es un milagro singular, ya que, a diferencia de los demás milagros en los evangelios, este le sucede a Jesús mismo. El momento en que Jesús se transfigura («cambia de forma») en la montaña ante tres de sus apóstoles nos revela una profunda realidad: el cielo y la tierra se conectan. El Cristo transfigurado es el punto de encuentro de la creación con su Creador, de lo humano con lo divino, de lo temporal con lo eterno.

Tan significativo fue este evento en la vida de estos discípulos, que Pedro mismo alude a él décadas más tarde en su segunda carta para convencer a sus destinatarios que todo cristiano, al igual que el Cristo transfigurado, también es partícipe de la naturaleza divina. Esta realidad le sirvió de estímulo a los primeros cristianos, especialmente en medio de la persecución y un contexto cultural sumamente hostil a su fe. Sin embargo, ¿qué de la Iglesia en el día de hoy? ¿Será que la Transfiguración se limita a un milagro del pasado que solo habremos de recordar y conmemorar?

El autor Benjamín Monroy Ballesteros en su libro Contempla y quedarás radiante: Místicos franciscanos hoy nos propone un camino en el que podemos experimentar la Transfiguración de una manera nueva y fresca: la contemplación. Este ejercicio no se limita a monjes y religiosos, sino que está al alcance de todos. Monroy Ballesteros nos explica que el ejercicio de la contemplación requiere «la activación de los sentidos espirituales» y va acompañada «del don de la sensibilidad, de una nueva sensibilidad espiritual». ¿El fin? «Despertar los sentidos del espíritu para “ver” con ellos la belleza de Cristo». 1

¡Oh Jesús transfigurado! 

Llévanos contigo a la cumbre de la montaña santa 
y enséñanos a orar al Padre, como tú lo hacías. 
Queremos escucharte siempre que nos hables. 
Envuélvenos con la nube luminosa del Espíritu Santo, 
para que nos haga semejantes a ti; 
más aún, para que nos transfigures en ti. 
Queremos acompañarte en tu camino 
hacia otra cumbre: el Calvario, para después contigo subir al Cielo. 

Amén. 2

El equipo de Verbum Español


1 Benjamín Monroy Ballesteros, Contempla y quedarás radiante: Místicos franciscanos hoy, Caminos (Bilbao, España: Desclée de Brouwer, 2013), 47.

2 Salvador Carrillo Alday, El evangelio según san Lucas (Navarra, España: Verbo Divino; Verbum México, 2010), 206.

Redactado por
Verbum Español
Ver todos los artículos
Deja un comentario

Redactado por Verbum Español

Verbum Español

Síguenos